domingo, 17 de abril de 2011

CARÁCTER DE DISEÑO

¿Cómo conviven la moda y sus creativos?

Lo creativo debe convivir ahora con las exigencias de un negocio multimillonario. En los últimos 20 años, las casas de costura y marroquinería familiares se han convertido en grandes multinacionales. Marcas que venden más de 2.000 millones de euros al año (como Gucci, Chanel, Louis Vuitton, Hermès...) cotizan en Bolsa, emplean a miles de personas en todo el mundo y se organizan en poderosos grupos.

No es solo cuestión de dinero. Además de alimentar la cuenta de resultados, los diseñadores (directores creativos o artísticos, se les llama) deben nutrir una bestia aún más voraz. El interés de la opinión pública, que es tan creciente como acelerado. Por ejemplo, La firma británica Burberry aumentó casi un 30% sus beneficios en el tercer trimestre de 2010. En parte, porque el que fuera un símbolo de conservadurismo se ha apuntado con fervor a la carrera tecnológica. Cuenta con más de 4,6 millones de amigos en Facebook y su último desfile se proyectó en la pantalla de Piccadilly Circus, en Londres. Una muestra de cómo los desfiles -antes, una presentación para profesionales- se han abierto al mundo. A juzgar por la respuesta obtenida, estamos solo al principio.

En esta era de movimientos frenéticos, el tercer vector que ha transformado el sistema parece prehistórico. Se le pueden poner otros nombres, pero en realidad se llama Zara.
"El principio de autoridad del diseñador está cuestionado", asegura José Luis Nueno, profesor de marketing de IESE Business School. "Antes imponía el gusto y las pautas temporales. Su colección se presentaba a seguidores que estaban dispuestos a pagar y esperar. Les gustaba que fuera escaso y único. Eso ha cambiado, el mercado es educado por cadenas que venden centenares de millones de unidades. Donde antes había dos temporadas al año ahora hay 20 o 25 propuestas. Se genera la expectativa de que todo el mundo debe ofrecer más novedades. Ahora todo tiene que venderse. Hay menos tolerancia al delirio creativo".

Casi todo el mundo tiene una opinión. Azzedine Alaïa ha levantado la voz en Women's Wear Daily (WWD): "El ritmo es inhumano. Es demasiado. Demasiadas colecciones y presión". Es cierto que la fragmentación de las temporadas y la voracidad de la digitalización y la globalización han cambiado los ritmos. Ahora hay que estar disponible y ser brillante las 24 horas. Ocurre en muchos ámbitos profesionales. "Antes, los diseñadores tenían tiempo para pensar y crear", recuerda Bárbara Labella. Modelo en los años ochenta, dirige la escuela de moda del Istituto Europeo di Design (IED) en Barcelona. "En los noventa, con la crisis de la guerra del Golfo, llegó la necesidad de multiplicar las colecciones. Esa presión del mercado los ha vuelto máquinas. No se puede hacer un producto con los tiempos de Zara y, a la vez, ser creativo. No me sorprende que se vuelvan locos".

¿Hasta qué punto es excesiva la presión que el sistema ejerce sobre los creadores que lo sustentan? O, por el contrario, ¿ha sido demasiado permisiva con los caprichos, con esa cuota de excentricidad, de sus diseñadores?

¿Tiempo de prisas? "Valentino e Yves Saint Laurent son los únicos a los que he visto dibujar de forma magistral", recordaba Giancarlo Giammetti en 2008. "Ahora se trabaja en equipos, con datos de mercado y números. Yo siempre intenté que todo eso le fuera ajeno a Valentino. Esa es la diferencia entre ayer y hoy".

La industria del lujo se ha recuperado en 2010, un año récord. "Ahora, todo es más obvio, pero Balenciaga en su época también debía vender", añade Chevalier. "Yves Saint Laurent presentaba 80 modelos por colección". Hoy, como ayer, se venden fantasías. Pero estas cifras no se alcanzan sin trabajo. De artesanos y diseñadores. A menudo, bajo la extravagancia y la provocación se esconde un perfeccionismo casi histérico. Coco Chanel podía dedicar horas a que una sisa quedara lo suficientemente alta y cerrada. Anna Wintour, directora de la edición estadounidense de Vogue, considera al controlador Tom Ford "el Flaubert de la moda". "Tiendo a suscitar comentarios maliciosos: la gente piensa que lo tengo muy fácil", reflexionaba Ford en 2008. "Pero trabajo muy, muy duro para que todo parezca sencillo. Ser diseñador es patológico. Está en el carácter".



DISEÑADORES

Gianni y Donatella Versace
"Gianni nunca aceptó que fuera un genio. Ni siquiera que era famoso" 

Calvin Klein
"Mis adicciones no tuvieron nada que ver con mi trabajo"
 
Karl Lagerfeld
"Soy un observador, no una víctima. Mi afán de supervivencia creó un muro de cristal" 

Jean Paul Gaultier
"La moda nace para morir. Si ahora estás de moda, luego no lo estarás. Es parte del trato. Algunos intentan desesperadamente hacer algo artístico, mediante ropa abstracta. Mi trabajo es trasladar a la realidad los deseos de la gente. El mejor diseño es el que todo el mundo quiere ponerse"

Azzedine Alaïa
"No me gusta hacer colecciones de 700 o 800 piezas y llenar los desfiles de ropa idéntica. Cuando veo la ropa me da la impresión de que ya no hay nada nuevo, todo es igual. Este ritmo no es bueno. Hay ropa a la que no se presta ninguna atención porque no hay tiempo"

John Galliano
"Soy como una urraca, atraído por lo que brilla. No se puede proteger demasiado a una urraca porque no podría volar"
 
Yves Saint Laurent
"He conocido el temor y el terror de la soledad y esos amigos a quienes llamamos tranquilizantes"

Giorgio Armani
"En este oficio se dice una cosa y se piensa otra. Eso me cansa muchísimo. La prensa se deja impresionar por los que se dan aires de superioridad. Yo soy directo y sincero, una persona simple. No me comporto como una estrella"

Alexander McQueen
"Hay belleza en la violencia y el dolor. Pero mi trabajo se acerca más a la pasión. La crueldad y el dolor responden a esa melancolía que siempre desprende la pasión. Lo que hago nace de mi corazón, no de una mente comercial. No creo que mis colecciones sean controvertidas; son autobiográficas". 

Rei Kawakubo
"Lucho contra una industria que compra diseñadores y luego los vende...", defendía en 2006. "Puedo aceptar las rutinas y obligaciones, como los dos desfiles al año. Pero no el gran patrón, el que lava el cerebro a la gente y pretende inculcar qué es bueno y qué es malo" 

Tom Ford
"Ser diseñador es patológico. O lo eres o no lo eres"
 
Dolce & Gabbana
"Somos polos opuestos, como una pila. No son papeles fijos, lo único que se mantiene es la contradicción. A veces, Stefano es tranquilo, y Domenico, acelerado. Otras, al revés. Somos imprevisibles"
La pasión romántica terminó, pero el negocio continúa. "Nuestra separación no fue fácil. Hay familias que destruyen todo cuanto han construido por un divorcio. Descubrimos un amor más importante que el sexual: la pasión por la vida, el oficio y el trabajo"

Miuccia Prada
"Mi trabajo es demostrar que el cerebro puede ser extremadamente sexy"
"El negocio de la moda es una mezcla delicada. No sé si sus compañías se pueden analizar igual que otras", decía Prada en 2004. "Lo que lleva al éxito o al fracaso se debe a un equilibrio sensible".


Fuente: Reportaje El País (03.04.2011)


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