En los últimos tiempos está teniendo lugar una revolución en la ética de las marcas de moda, cada vez más preocupadas por temas de sostenibilidad y cambio climático. El inicio de esta tendencia tuvo lugar de la mano de algunos pequeños diseñadores que apoyaron sus colecciones en la protección al medioambiente con elementos reciclados y fibras naturales, nada de sintéticos. Las buenas críticas que consiguieron hicieron que las grandes empresas del sector les siguiesen, los ejemplos son innumerables.
Levi´s presenta en su línea de ecomoda botones hechos a partir de cascara de coco, teñidos del tejido naturales y elimina el elemento metálico que caracteriza a sus otras líneas.
H&M y Zara llevan un par de años utilizando tejidos naturales como el algodón orgánico o el poliéster reciclado en muchas de sus líneas.
Mango. Hace cinco años firmó un convenio con Greenpeace para trabajar en aspectos relacionados con sustancias nocivas. Además, el año pasado consiguió la etiqueta CeroCO2 y la certificación Made in Green, que garantiza que sus prendas no contienen sustancias químicas y que se fabrican en centros de producción con un sistema adecuado de gestión ambiental y respeto a los derechos de los trabajadores.
Worn Again elaboran carteras con alfombras de aviones, retazos, neumáticos y ruedas de bicicletas, entre otros.
Todo esto no es más que la respuesta a una concienciación ciudadana y a unos compradores cada vez más exigentes y preparados para la compra. Además de ser un buen lavado de cara para el sector, visto muy negativamente por algunos segmentos de población motivados por temas como la deslocalización de sus industrias o el uso de pieles.
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