lunes, 16 de mayo de 2011

La vida después de la alta costura.

Como cada año, la revista Forbes publica la lista de las modelos más ricas del mundo, que a pesar de los tiempos que corren han aumentado sus sueldos en un 30% con respecto a 2010.

Christian Lacroix, que esta semana cumple 60 años, era uno de los grandes de la alta costura hasta que hace dos años su firma se declaró en bancarrota. Sin embargo, en lugar de darlo todo por perdido y ser derrotista, Lacroix pensó en que al fin podría hacer lo que siempre había soñado: diseñar la ropa para los grandes de la ópera italiana, y en lugar de diseñar para los más ricos del mundo, empezó a diseñar para el teatro.

Sus vestidos siempre tuvieron algo dramático y teatral: sus trajes angulosos a la Maria Antonieta o faldas con cancán y zapatos con cordones al estilo de la Belle Epoque siempre pegaban con los escenarios.

En recientes declaraciones afirma que no echa de menos su antigua firma: "No estoy seguro de que aún me guste el mundo de la moda. Hoy en día se trata sobre todo de relaciones públicas, tres o cuatro grupos luchan unos contra otros". Lacroix siempre fue más un artista que un hombre de negocios, por lo que su firma se vino abajo por unos malos beneficios y unas opulentas creaciones.


La casa Lacroix vivió sus años de esplendor a finales de los años 80. Con su famosa falda de balón 'Le pouf' se convirtió rápidamente en uno de los diseñadores más reconocidos del siglo XX. En 1987 fundó su propia empresa y sacó su primera colección de alta costura. Creaciones siempre llenas de fantasía y glamour que no siempre tenían como prioridad ser ponibles. 


Lacroix ya no posee una casa de moda, pero sigue siendo dueño de la firma XCLC fundada en 2005, que diseña interiores para hoteles o perfumes franceses. En 2004 creó el uniforme para el personal de la aerolínea Air France y desde 2007 los trenes de alta velocidad que cubren los trajectos Fráncfort-Saarbrücken-París o Stuttgart-Estrasburgo-París circulan con sus diseños.


Lacroix estudió literatura francesa en Montpellier. En 1971 se mudó a París, donde escribió su doctorado 'Las vestimentas de las pinturas del siglo XVII' para hacerse comisario de museos. Otro de sus sueños que parece cumplirse ahora.


En 2010 fue nombrado asesor artístico de la 'Monnaie de Paris', el instituto de la moneda francés, a comienzos de año diseñó el escenario para la exposición parisina 'El Oriente de las mujeres' y para la muestra de Alexandre Cabanel en el museo Wallraf Richartz de Colonia. Y es que la suerte y la desgracia corren a veces de la mano.


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